Si bien la frutilla, originaria de Penco, es hoy una especie universal, cuidemos que no nos despojen de esa otra exquisitez de la tierra: el changle. Pero, no nos vamos a pelear por esas cosas patrioteras. El changle de Penco tiene que ser degustado también por todo el mundo, como las frutillas.
El changle es un hongo muy característico por su forma, parece un arbolito bonsái sin hojas, que nace y crece en los bosques nativos de Penco y en todos aquellos situados entre Maule y Valdivia. Los mejores son los que toman cuerpo al pie de los troncos de robles jóvenes o hualles. Se dan en abundancia al final del otoño y en el invierno, cuando las hojas caducas de esas especies, desparramadas en los suelos sombríos y húmedos, entran en descomposición para formar humus o tierra vegetal. Muchos pencones identifican esos bosques como “huallizadas”.
El changle tiene una carne consistente de textura suave y sabor más que agradable. Los hay de color claro pálido y otros con tendencia al marrón. Si no es posible recogerlos directamente de la naturaleza, existe un comercio informal de estos hongos en las calles de Penco o Concepción.
Comercialmente el changle aún no entra en las grandes ligas. No he visto que los restaurantes locales lo incluyan en sus cartas. Pero, de verdad, es un producto de exportación: una zeta de gran calidad y sabor fuera de lo común, cualidades más que suficientes para permitirle abrirse paso como un producto exclusivo de nuestra zona en la gastronomía mundial.
¿Cómo preparar un rico plato de changles?
Veamos algunas opciones.
Pino de changles: picar una cebolla en cuadritos y quitarle la fuerza en un cedazo al agua corriente. Dejar escurrir. Cortar los changles bien lavados en una fuente aparte. En una sartén bien caliente con un poco de aceite echar a dorar las cebollas. Una vez que éstas estén semi doradas echar sobre ella los changles picados. Agregar un poco de aceite de oliva, aliños y sal. Al cabo de unos diez minutos la cocción está terminada. Servir el pino de changles en un plato junto a papas cocidas. Agregar un poco de cilantro picado.
Empanadas de changles: Prepare un pino como en la receta anterior. Amase una delgada masita de harina, muy fina que en Penco la llamaban farasca. Estas farasca extendida sobre la batea es la base para cargar las cucharadas de pino de changle. Cierre la farasca al modo de pequeñas empanadas y échelas al aceite hirviente en la sartén. Servir las empanadas de pino de changle y sorprenda a sus invitados.
Ensalada de changles: Escoja los changles más tiernos y échelos a cocer en una olla de agua hierviendo, por menos de cinco minutos. Retire los changles con una espumador. Viértalos en una ensaladera amplia. Alíñelos con abundante aceite de oliva, una gotitas de jugo de limón de pica. Añada una cucharada de perejil picado muy fino y ponga la ensaladera en el centro de su mesa. Ud. verá cómo sus invitados consumen rápidamente esta exquisitez de los bosque nativos que aún pueden encontrarse en los cerros de Penco.
Debe ser cocido antes de ser consumido.
Artículo:
Nelson Palma http://penco-chile.blogspot.com
Fotografía:
Guillermo Moreno Crisóstomo http://www.nublenaturaleza.cl